HiN - Humboldt im Netz

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Miguel Ángel Puig-Samper y Sandra Rebok
Instituto de Historia. CSIC.Madrid

Virtuti et merito.

El reconocimiento oficial de Alexander von Humboldt en España.

1. Humboldt, Correspondiente del Real Jardín Botánico

Como ya señalamos en otro lugar (Puig-Samper 1999, 329-355), uno de los personajes claves en la estancia madrileña de Alejandro de Humboldt fue José Clavijo y Fajardo, vicedirector del Real Gabinete de Historia Natural (Barreiro 1992), amigo del barón de Forell y protegido del ministro Urquijo. Fue a través de él como Humboldt pudo establecer sus primeras conexiones científicas en Madrid, comenzando por los propios alemanes que Clavijo protegía en el Real Gabinete, Cristiano Herrgen y los hermanos Thalacker. Con Clavijo y Herrgen visitó frecuentemente el Real Gabinete, donde se encontraban importantes colecciones mineralógicas y zoológicas americanas, y con el segundo conoció los pormenores de la Escuela de Mineralogía (Rumeu de Armas 1979; Parra/Pelayo 1996). Humboldt facilitó además a Herrgen el contacto con Carl Erenbert von Moll para que diera a conocer a Europa la nueva mineralogía española, algo que según Herrgen no sería muy fácil por la situación científica en España. Hablando de la necesidad de algunas obras para su trabajo de mineralogía, se quejaba de la caída del ministro Urquijo –el gran protector de las ciencias, derribado según él por los curas- y calificaba al país de “caduca mansión del sueño de la ignorancia” (von Moll 1830, 319).

Respecto a su relación con Juan Guillermo Thalacker, por entonces colector del Real Gabinete de Historia Natural, Alejandro de Humboldt fue su instructor en Madrid y publicó conjuntamente con él un gráfico que representaba las alturas desde el nivel del mar en Valencia hasta Madrid -tomadas por Humboldt- y de aquí a Navacerrada y San Ildefonso, en los Anales de Historia Natural (Fernández Pérez 1993, núm. 1, 86), la nueva revista científica que iba a aglutinar al grupo que apoyó a Humboldt en Madrid y a publicar las primeras novedades del viaje americano del sabio alemán. Para hacernos una idea de la situación del Real Gabinete y de las ciencias en España en estos momentos, poco después de la partida de Humboldt a América, basta consultar las cartas de Herrgen a von Moll. En una de ellas, con fecha 9 de julio de 1801, comentaba:

“Izquierdo, después que se dio a conocer hace diez años como un cuentista y un bribón, ha sido depuesto hace 10 meses de su puesto como director del gabinete de historia natural. No ha hecho nada por España, pero ha impedido muchas cosas buenas cuando iban contra su interés personal. El y Angulo son signos de los más terribles reproches. Felizmente ninguno de los dos es capaz de avergonzarse. Clavijo vive todavía y estoy en trato con él, aunque menos ahora que en otro tiempo. Un hombre anciano y bueno, pero débil y mal dirigido. No obstante España le agradece muchas cosas buenas y útiles. Ahora es únicamente director del Gabinete Real de [ciencias naturales, cuyo aspecto hace daño al espíritu, porque contiene una masa de excelentes materiales, con los que se podría levantar un bello y gran conjunto; pero no se hace nada y la mitad queda destruida. ¿Qué le parece a Ud. este cuadro de España y sus sabios, sus antiguos conocidos, etc.? De verdad que soy testigo fehaciente” (von Moll 1830, 320-321).

En el final de esta pesimista carta sobre la situación científica de España, Herrgen insiste en la falta de una política científica en España:

“En una palabra, no puede Vd. Hacerse fácilmente una idea de este desdichado país. Las inmensas sumas, que España ha empleado desde siempre para la recepción de las ciencias, todavía no han sido aplicadas en ninguna parte y, hasta la fecha, casi no se ha dado un paso adelante. Falta una dirección inteligente y faltan conocimientos en las cabezas de los que llevan este asunto en sus manos” (von Moll 1830, 322).

Entre los botánicos que se relacionaron con Humboldt en Madrid (Álvarez López 1960; Álvarez López 1964; Melón 1957; Manjarrés 1915), parece que fue precisamente Cavanilles el más apreciado por él por sus reconocidos conocimientos (Pelayo/Garilleti, 1992). El prestigio europeo de Cavanilles era indudable, tanto por sus publicaciones botánicas como por sus relaciones científicas con personalidades de la talla de Joseph Banks, el patriarca de la botánica inglesa, Antoine L. de Jussieu o Heinrich Friedrich Link, profesor de Humboldt en Gotinga y futuro director del Jardín Botánico de Berlín, cargo en el que sustituyó a Carl Ludwig Willdenow, otro de los amigos de Cavanilles que en mayo de 1799 le enviaba saludos para su discípulo Humboldt[1]. Casimiro Gómez Ortega, por entonces director del Real Jardín Botánico de Madrid, se hallaba en esos momentos en el declive de su carrera, apoyado por el subdirector honorario Andrés Pourret y su sobrino Hipólito Ruiz y enfrentado al ascenso imparable de Cavanilles. La situación aparece muy clara en la descripción que hizo Herrgen a von Moll:

“Cavanilles, uno de los más grandes botánicos, es mi mejor amigo, mi discípulo y mi maestro; viene a verme todos los días. Desde hace 14 días ha sido nombrado jefe y profesor del Jardín Botánico de aquí (que estaba espantosamente descuidado por Ortega). Hoy, temprano, ha dado su quinta lección y, en mi próxima carta, él mismo le escribirá a Vd., él le ofrece a Vd., en lo referente a Botánica, todo lo que Vd. Pueda desear. Es uno de los hombres más excelentes que he conocido. No cuente Vd. Nada con Ruiz y Pavón” (von Moll 1830, 320).

Gómez Ortega aparece en los recuerdos de Humboldt, amable con él por haberle mostrado, tanto a él como a Bonpland, los herbarios del Real Jardín Botánico, así como los de las expediciones de Ruiz y Pavón -botánicos a los que también conoció en Madrid-, los de Sessé y Mociño de Nueva España, y los de Luis Née de la expedición Malaspina. Ortega era respetado en la corte madrileña y pertenecía a numerosas instituciones científicas europeas, entre ellas a la Royal Society, donde había ingresado con el apoyo de R. Forster, el padre del gran amigo de Humboldt, Georg Forster (Puerto Sarmiento 1992). Además fue realmente Casimiro Gómez Ortega el artífice del primer reconocimiento oficial a Alejandro de Humboldt en España, ya que el 8 de junio de 1799 era nombrado miembro correspondiente del Real Jardín Botánico de Madrid, según consta en el libro de Acuerdos de dicha institución, quizá por su compromiso en la recogida de objetos naturales para el Real Gabinete de Historia Natural y los Jardines Reales, tal como figura en el pasaporte que le expidió el ministro Mariano Luis de Urquijo para su viaje americano.



[1] Archivo del Real Jardín Botánico, Madrid, XIII, 4, 20, 4.

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